viernes, 29 de junio de 2007

No vamos a olvidarte JAMAS!

Por la madrugada, a eso de las 3, Blanca me llamó para salir al jardín. Yo supuse que la medicina para controlar el líquido de la herida la tenía un poco neurótica, así que la dejé salir al jardín para que hiciera pipí y se calmara, mientras yo secaba a los cachorros que estaban todos mojados otra vez.
Me acosté un rato con los cachorros bajo la ropa de cama para que no pasaran frío, hasta que les dio hambre y me los llevé donde estaba Blanca para que pudieran comer. Después los entré, los sequé otra vez y los acosté.
A las 7 de la mañana, los llevé otra vez, y tomaron leche, después prendí la estufa y los coloqué en una canastita muy cerca para que se calentaran. Blanca en ese intertanto de sacar y entrar a los cachorros, comió 3 platos de comida que le había hecho la noche anterior.
A las 9 de la mañana, me acerqué a Blanca para entrarla y acostarla. Iba con el yodo para curarle la herida y la gasa. Y noté que, para variar, nuevamente tenía algo colgando de la herida.

Así las cosas, como no podía rascarse con el hocico debido al cuello que la Tía Myriam le hizo, lo hacía con las patas de atrás. Volvió a abrir la herida.
Llamamos al veterinario para que se la cerrara nuevamente. Cuando estaba el veterinario en ese trámite, nos dijo que Blanca tenía un grave problema hepático que la mataría de aquí a unos 6 meses aprox., que nunca podríamos operarla nuevamente proque sus heridas no cerraban, y que no podía coserla de nuevo porque el tejido alrededor de la herida ya estaba necrotizado. Nos dijo que era mucho mejor dormirla.
Llamamos al resto de las tías de Blanca. No pudimos ubicar a Paula, fue la que faltó, tal vez estaba en la U.

Finalmente decidimos dormir a Blanquita.

Nos fuimos despidiendo y acercandole a sus cachorros para que ella se despidiera de sus bebés. El médico le puso un adormecedor, en el que Blanquita se quedó dormida, y después, se fue al cielo de los perritos.

Seguramente desde ahí seguirá cuidando de sus cachorros. Pero luchó hasta donde pudo para dejar a los cachorros lo más grandes que podían estar. Con cuidados ellos ya no se morirán.
Yo, tía Maca, le había prometido a Blanca una noche, hace dos semanas, que le buscaría una casa donde la amaran. Sentía que éramos parecidas, ella vivía en su casa con una familia que no la amaba... y yo también. Por eso le prometí que al menos a ella le buscaría una casa donde la amarían hasta que muriera de viejita. Y así nació este blog.

Pero no pude cumplir esa promesa.

A cambio, cuando se estaba durmiendo, le prometí buscarle una casa a sus cachorros, donde los amaran y nunca los abandonaran.

Blanquita ya no está con nosotros. Ahora tenemos 5 cachorros que dependen de las tías.

Más rato haremos un hoyo en la plaza que se encuentra camino a la casa de todas nosotras, y enterraremos a Blanca. Encima de su tumba, vamos a plantar dos eucaliptos bebés que compré hace un mes para que plantaran mis hijos. Así todos sabremos donde está Blanquita, y su tumba cuando los árboles crezcan se verá desde muy lejos. Por ahora, reposa cubierta en mi jardín.

Los cachorritos fueron llevados a casa de Gota, donde ella los alimentará artificialmente con una fórmula que nos dió el veterinario hasta que podamos comprar la fórmula de tarro. Después que enterremos a Blanca, los limpiaremos, y nos los repartiremos. Yo me quedaré con 2, tia Gota se llevará 2 y la tía Myriam se llevará 1, porque ella cuida a dos bebés de 11 meses.

Ahora necesitamos que nos cooperen con leche para los cachorros, y cosas que le puedan servir a los cachorritos.

Nos donaron $10.000 con los que vamos a comprar una fórmula de tarro, una inyección anticonceptiva para Almendra, y el antiparasitario de los cachorros de Almendra.

Y necesitamos que nos ayuden a cumplir la promesa que le hice a Blanca antes que se fuera. Ayudennos a buscarle un hogar a sus hijitos.

Muchas gracias. Estoy segurísima que Blanquita estaba agradecidícima de todos ustedes por el interés que le mostraron.
¿Saben? Blanquita nunca recibió más amor que ahora. Ella nunca pensó que tanta gente estaría pendiente de lo que le pasara. No quería morirse, pero iba a sufrir si seguía viva, porque estaría enferma. Blanquita murió dentro de una casa, no en la calle, rodeada de todos los que la cuidaron cuando más lo necesitó. Lo último que vió fueron las caras de nosotros, y lo último que sintió fueron nuestras caricias y besos. Sus dueños no estuvieron aquí, y es mejor así, porque cuando Blanca veía a su dueña, ponía ojos de miedo.
Blanquita pasó su última noche en una pieza de casa, caliente, en una cama aseada. Comió hasta que se cansó, comida especialmente preparada para ella. La llenamos de atenciones, besos, caricias, le contábamos los avances que ella tenía con el blog... Mi hija mayor (8 años) le daba las buenas noches, con un beso, un abrazo y un te amo blanquita... Y los niños pequeños (3 y 2 años) cuidaban a los "datones" (cachorros) cuando curábamos a Blanca o le cambiábamos la ropa de la cama.

Y, a pesar de toda la pena que tenemos, creo que Blanquita está descansando por fin de una vida dura y triste. Ya no volverá a mojarse en la tormenta, no estará vagando en la calle muerta de hambre, buscando nuestras casas y sentandose largo rato en la puerta, para ver si salimos a darle algo. Blanquita no sufrirá más con el celo, y nadie le dará patadas en la barriga nuevamente cuando esté preñada.
La Blanqui está en un mejor lugar ahora. No tengo claro cual será ese lugar, yo no creo en dios. Pero cualquier lugar es mejor que el lugar en el que estaba.
La Blanqui no volverá a sufrir dolores. nunca más me mirará con ojos de tristeza, queriendo pedirme ayuda, y a las demás tías.

Blanquita quería vivir, sin lugar a dudas. Su cuerpo no la acompañó, fue muy maltratado. Pero su espíritu travieso siempre, siempre nos acompañará, donde quiera que vayamos.
Quiero dar las gracias a la vida por haberme dejado tenerla estos días en mi casa. Porque a pesar que tuve un millón de problemas con mi marido, me hice de una muy buena amiga. Y aunque me hubiera gustado dedicarle más tiempo, creo que en estas dos semanas se le dedicó lo que Blanquita, ni en sus mejores sueños, pensó que alguna vez un ser humano le dedicaría.
Ahora vamos a vivir nuestra pena por su partida.
Y a cuidar de sus cachorros, hasta encontrarles un hogar.
Gracias a todos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola amigas

Quiero decirles antes que nada que son extraordinarias personas que le han dado muchisimo amor, cuidados y cariños a estos indefensos animales que han sido cruelmente maltratados. Espero que todos nos pongamos la mano en el corazón y actuemos ayudando prontamente en busca de un hogar para estos pequeñiñes y la linda Almendrita.
Gracias a las tías y a Maca especialmente, la vida les recompensará con creces todo el amor y la preocupación entregada.

Cariños,

Carolina